Si de verdad te quiere, no andará con rodeos
Si de verdad te quiere, no andará con rodeos
Si quiere verte, créeme; sacará tiempo de donde no lo hay, es simple, sí o no.
Hace unos años empecé a salir con un chico con el que tuve muchísima química, al inicio. Fueron meses muy divertidos en los que nos comenzamos a conocer, pasaron los meses y llegaron consigo muchas preguntas.
Si quiere verte, créeme; sacará tiempo de donde no lo hay, es simple, sí o no.
Hace unos años empecé a salir con un chico con el que tuve muchísima química, al inicio. Fueron meses muy divertidos en los que nos comenzamos a conocer, pasaron los meses y llegaron consigo muchas preguntas.
Todo el tiempo, mis familiares, y amigos, me preguntaban exactamente qué
era lo que éramos él y yo; éramos mucho más que simples amigos, pero demasiado
poco para llamarnos una relación.
Me pregunté si el confort había llegado a permanecer en él, para no tener la necesidad de formalizar algo. Ya que no se veía indicios de que me preguntara la tan esperada pregunta de “¿quieres ser mi novia?”.
Me pregunté si el confort había llegado a permanecer en él, para no tener la necesidad de formalizar algo. Ya que no se veía indicios de que me preguntara la tan esperada pregunta de “¿quieres ser mi novia?”.
Un tiempo antes lo habíamos hablado, y su respuesta había sido, “quiero
una relación de años, no de daños”, así que entendí que tomaba todo con mucha
calma. Y conforme los meses pasaban, esa excusa se volvía barata y sin
dirección.
Cuando me armé de valor, le pregunté, quería ver si todo el tiempo que
llevábamos juntos, llegaría a un fin, o si sólo fue algo que no vale la pena
llegar a mencionar a tus amigos.
Su respuesta
fue “es que sí quiero, pero aún no, ¿cuál es la prisa?”. Después de jurarme de
que me amaba, decidí dejar de pensar tanto en eso.
Hablando con mi amiga, su respuesta fue “dale tiempo, él de verdad te
quiere, se le nota, mira, a mi prima le pasó eso, pero después él formalizó
algo y ahora van a casarse, son la pareja perfecta”.
Su consejo aligeró el peso en mi pecho, así que me sirvió para seguir un tiempo más con él, hasta que una persona que apenas conocía me dijo, “si él de verdad te quiere, no andará con rodeos. Así somos los hombres, el problema es que las mujeres no lo entienden”, entendí todo de una simple oración.
Su consejo aligeró el peso en mi pecho, así que me sirvió para seguir un tiempo más con él, hasta que una persona que apenas conocía me dijo, “si él de verdad te quiere, no andará con rodeos. Así somos los hombres, el problema es que las mujeres no lo entienden”, entendí todo de una simple oración.
Para los hombres sólo existe negro y blanco, el
problema es que siempre tratamos de poner un gris en donde no lo hay.
Queremos justificar por qué no nos ha llamado en días, o por qué siempre
está ocupado y no nos invita a salir.
Fue donde vi que el problema en muchos casos es nuestro, ya que pensamos
que los hombres son una mujer.
Que siempre necesitan mucho tiempo para pensar y que tienen largas
indecisiones.
Para nosotras ser indiferente con alguien, es para que entiendan que
quizás nos importa, que queremos algo más, porque nos gusta poner un poco de
drama; pero para un hombre, es así, simple, si no te llama es porque no quiere
hacerlo, si te trata indiferente, es porque no le interesas, si no quiere
formalizar algo, es porque no quiere estar contigo, si de verdad quiere luchar
por ti, lo hace, pero si no, es porque nunca le importaste, si quiere verte,
créeme; sacará tiempo de donde no lo hay, es simple, sí o no.
El problema está en las mujeres, que no intentamos ser crueles con las
demás.
Queremos que sean felices y no queremos ser realistas con ellas, con
nosotras mismas, siempre damos excepciones a la regla. Cuando la mayoría de
mujeres nunca llega a pasarle lo que a tu amiga/prima/hermana le pasó.
Necesitamos parar de justificar a los hombres para intentar no desilusionar a
los demás o a nosotras mismas.
Sería todo más fácil si se hiciera de esa manera, si somos realistas de
una vez por todas y decimos las cosas como son.
Después de todo, es más sencillo ser crueles al inicio, ya que, si la
situación llega a ser una excepción, nos llegará a sorprender, no a
decepcionar, porque al final, yo no fui una excepción, siempre fui la regla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario